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Lo más gratificante del club es observar la cara de la gente cuando traen a su perro y este muestra su instinto natural hacia las ovejas. Es una mezcla de asombro, admiración y alegría. También observo caras de decepción cuando el perro no muestra ese instinto que se supone debería tener, pero aún así la experiencia merece la pena porque saldremos con mayor conocimiento que el que teníamos sobre nuestro perro.

 

Yo ya trabajaba con perros cuando conocí el pastoreo, pero siempre digo que para mi fue transformador toparme con esta especialidad. Hasta ese momento entendía el adiestramiento como la enseñanza de una serie de conductas que el perro realizaría bajo mi control y para mi servicio. En pastoreo no es así. Ahora el perro y yo formamos un equipo de trabajo con un fin común que yo he tenido que aprender y que él ya conocía: controlar y guiar a las ovejas. Yo puedo decidir la labor que vamos a realizar y, en función de ese objetivo el perro podrá tomar sus decisiones e iniciativas para compensar las que toman las ovejas. No es fácil explicar lo que se siente cuando lo vives como yo y no todo el mundo debe sentir lo mismo, pero te invito a experimentar por ti mismo la sensación.

 

Verás que en los serivicios ofrezco residencia. No tenemos una residencia como tal, pero para clientes que han pasado la prueba de instinto ofrezco la posibilidad de dejar a su perro en residencia si alguna vez lo necesitan. Me satisface ofrecer la posiblidad porque creo realmente en lo positivo que es para los perros vivir la experiencia. Suelo decir que mis perros no se cambiarían por ningún otro, aunque es verdad que el tuyo tampoco, porque los perros aman lo que son y lo que hacen (no necesitan mindfullnes). Pero su vida normal consiste en dormir en un canil hasta que llego a la finca. Las horas que yo estoy en la finca ellos están sueltos y a los suyo Solo tienen una restricción: no pueden molestar a las ovejas. Luego damos un paseo por el campo (dejando flipados a las bicicletas que encontramos porque ninguno va a por ellas) y después vuelven a sus caniles para salir de uno en uno a entrenar o a hacer labores de granja con las ovejas. Normalmente la preocupación de los dueños es que se lo pase demasiado bien y no quiera volver a casa, lo cual es igual que pensar unas vacaciones nuestras serán malas si no lo pasamos demasiado bien.

 

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